miércoles, 5 de febrero de 2014

¿TENEMOS LOS CORREDORES JUNTA DE CULATA? By Antonio Medina




Junta de Culata del Seat más olímpico que ha existido: el Seat 1500

En el motor de un coche, la Junta de la Culata se encuentra entre el bloque y la culata. Su función es evitar que el fluido de refrigeración del motor y el aceite se mezclen, y garantizar el sellado del proceso de combustión en el motor. Ese proceso es causado por las válvulas de la culata que se abren y cierran, dejando así que el aire y los gases entren en los cilindros. Sin la junta de culata, los gases combustibles se fugarían del motor y drenarían su energía. Si tu mecánico de confianza, pongamos Antonio o Emilio, te dice "La que has liao hermoso: has quemao la junta de la culata", échate a temblar porque la has liao parda: a tomar vientos la extra de diciembre.


Intentando entender el tema

La razón principal de la avería es el sobrecalentamiento del motor, y eso normalmente el conductor lo detecta pero hay quien no le hace caso a la subida de temperatura (naaa, ya bajará). Cuando un motor se sobrecalienta, el bloque del motor y la cabeza se expanden demasiado, dañando así la junta y provocando una avería de órdago a la grande.

Y los corredores... ¿tenemos Junta de Culata? Yo opino rotundamente que si, pero es que además creo saber dónde está situada: está en algún punto indefinido entre nuestro cerebro y  piernas. Cuando el cerebro funciona bien, guía nuestro cuerpo (y por ende nuestras piernas) por el camino correcto; entrenamos con paciencia, perseverancia, temple... porque si no es así ¿qué ocurre?: que llega el temido recalentamiento y podemos quemar la junta de la culata. Estoy hablando del Sobreentrenamiento, que no es más que un calentón prolongado que acabará con nuestra junta de culata achicharrada. Nuestro motorcillo seguirá trabajando pero estamos averiados, se han dañado los pistones, válvulas y demás cacharrada y las piernas siguen moviéndose pero no rinden. Llegado ese momento hay que pararse a evaluar daños y replantearse los hábitos de entrenamiento y sobre todo los períodos de  descanso, que son nuestros lubricantes. Cuanto mal ha hecho una maldita expresión que desde hace años aparece en los planes de los gurús del entrenamiento: hablo del Descanso Activo. Ojito  con los descansos activos, que pueden llevar a equívocos y yo creo que son el motivo principal de averías por calentones.




Fondistas Toledanos con la Junta de Culata achicharrada
 
Los motores de los fondistas están preparados para rendir eficientemente durante períodos prolongados sin exprimir el cuentarrevoluciones, son las tiradas largas a ritmo crucero, como los antiguos motores diesel-perkins. También intercalamos series a máximas revoluciones; pero no se debe exigir un alto rendimiento sin respetar los mantenimientos recomendados por el fabricante porque el riesgo de avería se eleva a la máxima potencia: hay que respetar los períodos de descanso, hay que escuchar los ruiditos y pasar de cuando en cuando a realizar mantenimientos en las rótulas,  amortiguadores y cambiar los neumáticos a los kms requeridos porque si no puedes sufrir un reventón. Y llegado el caso de una avería seria por un accidente, al igual que los coches puede que necesitamos entrar en bancada, como nuestro amigo Chema Nombela, que está de nuevo en rodaje. O también está el caso de Angel Montoro, que le han metido ya varias veces en la máquina porque la centralita le da un error pero no detectan el fallo; ambos han sufrido sendas averías fuera del período de garantía y están en el dique seco (¡ánimo amigos!). Y en el peor de los casos nos podemos encontrar gente que ha tenido que ir directamente al desguace porque la reparación era demasiado costosa.

Hace un par de sábados estuve a punto de someter a mi motor a un sobrecalentamiento innecesario. Tuve una rara “Fiebre del Sábado Noche”. Salí a entrenar sin prisa y cuando llevaba un par de kilómetros tuve una brillante idea (una ideota): "¿Cuantos kms haré si recorro todas las calles del pueblo?" (marramiauuu)… cuando llevaba la mitad del callejero (a ojímetro) iba por media maratón, 21,100 kms. Llegado a este punto, sorprendentemente tenía fuerzas; uno de vez en cuando tiene un día tonto y se encuentra pletórico, con una fuerza inusual. Estaba absolutamente convencido de que podía hacer los kms que me diera la gana; pero si seguía, corría el riesgo de quemar mi junta de culata. Mi cabeza/centralita envió la señal de alerta al ordenador de a bordo: “Deja el resto del callejero para otro sábado que te estás calentando”. Eché el freno de mano, paré el motor, me desaté las pegasus, dejé un rato el coche en ralentí para que bajara su temperatura y le dí un repaso por el tunel de lavado. Se lo merecía.



Saturday night fever 18/01/2014. Será por calles en Burguillos
 


2 comentarios:

  1. Y lo de la "junta la trócola", ¿para cuándo?

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  2. Muy buena entrada 2Secretario", que pluma, que léxico, ese verbo fácil..........
    Y sin ir mas lejos, me lo puedo aplicar a mi mismo, ahora que llevo unos días en dique seco..........

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