carita de finisher, aunque no lo parezca |
Armando
cuenta (yo creo que me repito y ya mencioné esto en otra ocasión) que cuando
comenzó a preparar su primer maratón un ilustre veterano de la AFT le dijo que "una maratón no eran 42 kms, sino 1000 kms". Aproximadamente ese es el kilometraje
que "un aspirante" ha de acumular en los 3 o 4 meses previos para intentar correr una maratón con garantías de
éxito. Y cuando digo éxito me refiero a lo que yo entiendo por éxito: no hablo de cronómetros, hablo de lo que tengo en el
primer lugar de mi lista de prioridades cuando me sitúo en la línea de salida de un
maratón: mi éxito es finalizar.
Entrenar un maratón es duro, entrenar
sólo mas y hacer tiradas largas los fines de semana sólo por el monte…
mucho mas. Ya, ya se que yo siempre os digo que me apasiona entrenar y hacer kilómetros, pero cuando uno está un sábado por la noche tomando un par de cervezas y mira el reloj y ve "22:00" y piensa "mañana a las 7 Diana Floreada: me tocan 30 kms en San Pablo de los Montes con +1200 mts de desnivel", eso cuesta. Aunque yo entreno habitualmente solo, esta vez no se me ha hecho fácil; pero
bueno, nadie me mandó, a lo hecho pecho, Dios aprieta, y el no ahoga... pero esta vez casi me ahogo yo a mi mismo.
Comencé a entrenar con rigor el 15 de abril pero previamente había acumulado todos los domingos de 2014 con tiradas de mas de 20 kms. Y en mi plan de 14 semanas que como digo inicié a mediados de abril, recorrí 976,34 kms repartidos en 100h48min35sg. En esos casi mil kilómetros había que entrenar mucho en cuestas para preparar los "moluscos" para los desconocidos desniveles de trotones como yo. Acumulé 18.412 metros de desnivel positivo. Algunos fines de semana en mis tiradas por los Montes de Toledo y Noez tuve la compañía de un
amigo inesperado, Miguel, de Bargas; y también alguna vez me acompañaron José
Ignacio y Carolina. No saben ellos lo agradecido que estoy de haberme hecho más
llevaderas esas kilometradas montunas.
Y el momento de la verdad llegó, había cubierto 934,34 kms de entrenamiento y me
faltaban 42. Nos desplazamos a Zalla, donde nos alojamos, el viernes 18. La carrera tiene un
recorrido lineal, comienza en San Pelayo (Burgos) y finaliza en Zalla (Vizcaya); y para facilitar la logística, la organización pone el día de la carrera servicio de autobuses para los participantes para desplazarse de Zalla a San
Pelayo.
La
salida de los corredores, mi salida, era a las 9:30 de la mañana, los caminantes salían una hora y media antes, a las 8 y los ciclistas a las 11. Mi bus salía a las 8, el de los martxadores a las 6:30 (Grego, Jesús, Marisol, Mariano, Jorge y
Chema) y el bus de Armando (btt), salía a las 9:30 pero previamente él llevaba con su propio coche a Marisol a San Pelayo; le daba tiempo. Ellos venían desde Hendaya donde estaban de
vacaciones.
Así
pues, tras una mala noche supongo que debido a los nervios, habiendo dormido
escasamente 3 horas, a las 6 de la mañana harto de dar vueltas en la cama ya
estaba en pie. Me aseé, me puse el traje de fondista, me colgué el numerito en el pecho, desayuné y hasta me dió tiempo a pasear por una pista de Zalla. A las 8:05 estaba ya sentadito en el bus. Mi compañero de ruta fue casualmente un gallego, como mi Margot. En su
dorsal vi que se llamaba Marcos y fuimos el viaje entretenidos charlando sobre
Kierkegard y Schopenhauer, sobre el dadaísmo, el nihilismo y el milenarismo que a pesar de lo que predijo el filósofo Fernando Arrabal, no llegaba. Del recorrido...las cuestas arriba, los picos, los avituallamientos no hablamos nada nada nada. Por cierto, consulté las
clasificaciones y el amigo Marcos “el orensano” entró el último en carrera, 9
horas corriendo, madre mía.
Llegamos a las 8:45 a San Pelayo, una aldea mínima de la provincia de Burgos, donde probablemente su única alteración del ritmo vital anual sea ésta, la Galarleiz. Y el evento ni siquiera beneficia su economía porque… no hay ni un miserable bar donde tomar un café o donde ir al baño con las prisas del último momento. De tal modo, asi me encontre camino de la campa a un par de corredores "amorraos" como buenamente podían detrás de una tapia. Cuando me dirigía a la campa donde estaba la zona de salida me cogieron el brazo por detrás:
Llegamos a las 8:45 a San Pelayo, una aldea mínima de la provincia de Burgos, donde probablemente su única alteración del ritmo vital anual sea ésta, la Galarleiz. Y el evento ni siquiera beneficia su economía porque… no hay ni un miserable bar donde tomar un café o donde ir al baño con las prisas del último momento. De tal modo, asi me encontre camino de la campa a un par de corredores "amorraos" como buenamente podían detrás de una tapia. Cuando me dirigía a la campa donde estaba la zona de salida me cogieron el brazo por detrás:
-¡¡¡COÑO, MARISOL!!! ¿¿¿COÑO, MARISOL??? Pero, ¿qué
carajo haces aquí, si tu tenías que llevar 1hora y pico caminando?
- Armando se ha confundido de “San Pelayo” y
hemos ido a otro que está a 50 kms de aquí.
Buff,
que manera mas relajada de comenzar una carrera eh, les acompañé a paso ligero
hasta el arco de salida donde tenían que recoger el dorsal de martxadora que
les había recogido Mariano Braojos. Allí no sabían nada… y entonces apareció el
inefable Pedro Galarza, el organizador de la prueba… un verdadero personaje en
el sentido cariñoso de la palabra. Miró
a Marisol de arriba abajo y le dijo “¿Y
tu con esa planta? ¿ibas a ir a la marcha?... ¡¡¡ tu vas a correr!!! AHIVALAHOS” Ellos dudaban, Marisol quería salir caminando un rato antes que los corredores... y yo por lo bajini y con prudencia le decía, “Vente
conmigo Marisol, juntitos eh, vamos reservones y verás que bien nos sale”.
Armando me decía, “-No Antonio, que no”. Pero mis prioridades son variables como la
previsión del tiempo en Galicia, y si por medio hay algún amigo ya no hay
prioridad más que ellos.
Bajaron
junto a Pedro Galarza y la asignaron un dorsal de corredor. Por el camino iba a saludando a todo el mundo
y atendiendo al teléfono continuamente; la conversación siempre era la misma “ADIOS PEDRO”, “ADIOS AMIGO, AQUÍ VOY CON
UNA CHAVALA DE TOLEDO QUE HA LLEGADO TARDE Y LA VOY A APUNTAR A LA CARRERA”
Uno contestó “AHÍ ESTÁ, CON DOS COJONES”. Pues eso Marisol, que lo dijo bien claro el amigo de Pedro.
Pasado
el mal rato… nos despedimos de Armando y nos pusimos en la línea de salida: música
a toda mecha como suele ser habitual, gente vestida rara, mochilas, pañuelos de topitos en la cabeza, guantes de ciclista algunos, palos de
esquiar en las manos, bidones de agua en el pecho... ¡coño un
tío disfrazado de Spiderman a nuestro lado!, jopé "hay gente pa tó" (eh Armando)
3,2,1 y a correr.
El
Galarleiz transita por toda la cuerda de la Sierra
de Orduente, en la comarca vizcaina de Las
Encartaciones. La
dificultad de la carrera además de las subidas (+1700m) son las bajadas (-2400);
se suben 12 picos y en el primero de ellos se alcanza la máxima altura 1335 mts.
Es el Zalama (km 7,5) y para llegar a
él, de salida se hacen un par de kms en llano y luego 5,5 kms de subida pedregosoa.
En esa subida reconocí a un compañero de viaje del maratón de Zaragoza que hice
el año pasado, era Julián, un marchador atlético del Club Canguro de Madrid (si,
si, segundo “hay gente pa tó”: haciendo marcha atlética iba a cubrir el maratón
de montaña), charlé un momento con él y volvimos a nuestra carrera. Pasamos el
alto de Zalama en 1h, ideal, bebimos un poco en el avituallamiento y al
instante descubrimos la verdadera dureza de esta carrera, una cuesta abajo
brutal donde nos pasaban corredores como centellas por todos lados. Afrontamos
la segunda subida del día, el Lamana (km 9,4). En los inicios de las subidas
corríamos, escuchamos a un chico de Albacete que le decía a su amigo “hasta el árbol”, y a partir de ahí nos
quedó como chiste “hasta el árbol
Marisol”… “¿hasta qué árbol Antonio?”,
pero que árbol ni que niño muerto, ¡¡si había cerros que eran puros prados diáfanos
hasta donde me llegaba la vista!!.
La
climatología era ideal, nublado, una ligera brisa y aproximadamente salimos con
15º. Pero continúo con mi recorrido… los
picos se sucedían, subimos la Maza del Topo (km 12,7), donde había un
avituallamiento sólido y comimos plátanos, frutos secos, aquarius. Un poco más
adelante sobrepasamos a los primeros martxadores (los últimos). Las duras
subidas y los mas duros descensos se sucedían: el Balgerri (km16,7), Ilso
de Estacas (km18,1), Maza Pando (km19,7). Amigos ¡que
paisajes! Había tramos que era como correr por el caballete de un tejado, a un
lado muerte, al otro… mas muerte, como decía el chiste “haber elegido susto”. Las bajadas eran dolorosas, y yo hasta que
no llegué a la Media Maratón no lo vi nada nada claro. Veía que mis cuadriceps
estaban sufriendo mucho y aquello cada vez era más complicado. Marisol se cayó
sin consecuencias en una precioso hayedo llena de piedras con musgo donde el
terreno se puso más técnico. Llegamos a la media maratón y poco mas adelante en
una zona de bajada nos comenzaron a sobrepasar los primeros ciclistas. Madre
mía que miedo, como iban los colegas, ¿follaos? no, ¡mas aún!. El circuito de
los ciclistas en esa zona era compartido con el de corredores y martxadores
pero en muchos sitios los desviaban por seguridad para nosotros y porque simple
y llanamente, era absolutamente imposible subir a ciertos sitios con bici; en
el Burugueño
(km 23) hubo una zona que literalmente había que trepar y la bajada era por un
sendero de los de “haber elegido 2 sustos”.
Que bien se lo habría pasado Álvaro con su pasión por las alturas… Coronamos el
Terreros
ya en el km 26,1 y antes de llegar sobrepasamos a Chema, que iba algo
fastidiado con un gemelo. La bajada del Terreros, como no podía ser de otro
modo, espantosa, si no querías ir al suelo había que bajar por unas rústicos
escalones de piedra. Y llegamos al pie del Kolitza (26,7kms) donde estaba el
segundo avituallamiento sólido de carrera; ahí me atiborré de todo, tenía
verdadero pánico a una pájara. Un plátano, un bollo, un aquarius, media botella
de agua y un puñado de frutos secos. Si me hubiera tenido que bañar… tendría
que hacer la digestión como decían las mamás en la playa.Y de reojo escuchamos
a un par de martxadores que decían… “si
si, las subidas más duras ya las hemos pasado, pero ahora queda lo mejor: la
gente madurita por los kms , verás cuando vean la bajada del cortafuegos de La
Garbea”. Descendimos atravesando una zona llamada la Porqueriza y ¡ay mi
madre! coronamos La Garbea (km 32,7) por una cuesta durísima donde me sobrepasó
la primera chica de btt que se retorcía del esfuerzo y al final tuvo que echar
pie a tierra exhausta y continuar empujando su máquina. Y ahí llegó la bajada más
dura de la carrera, la bajada del Garbea por un cortafuegos, una auténtica
pared; ¿correr? no había manera ni caminando y mucho menos de frente, algo más
de un km había que hacerlo zigzagueando en un par de metros de ancho y rezando
avemarías para no tropezar porque de hacerlo era caer rodando, pero no en
sentido figurado, allí tropezabas y caias rodando hasta abajo, no había forma
de parar. Sobrepasamos a Julian "el marchador atlético" que daba la impresión
de ir con una pájara de cuidado y se quejaba de sus tobillos. En este punto
Marisol me dijo, “Antonio, me duelen las
rodillas, voy a bajar algo más despacio” y aquí se separaron nuestros
caminos, pero un poquito nada mas porque Marisol es dura como una piedra, no
estoy diciendo nada que no sepais. Alcanzamos una medio pista por la que por primera vez creo que se podía correr
pero claro contando que uno tuviera fuerzas; ahí pasé a Mariano y Jorge que me
contó que iba muy dolorido porque se había torcido un tobillo. Al final había
que bajar por un prado que también se las traía ¡uf! la cosa iba estando
justita… y nos dirigíamos al punto más heroico y mítico de la Galarleiz. KM 36 EL PRADO
MARTINTXU, 300 metros a un 38% de desnivel. Y como cuando
cuento una crónica yo cuento todo todito todo: antes de llegar al Martintxu,
sufrí un dolor de estómago que me hizo saltar las lágrimas y saltar entre las
matas (behind the musgo). Madre mía que penurias. Retomé el camino y allí
estaba el prado Martintxu esperando:
la organización pone unas banderolas a modo de puerta para que no te
equivoques, y junto a éstas estaba la chavala que llevé delante un buen rato corriendo
en la bajada anterior. Sentadita de frente a los corredores, miraba a los que
entraban a modo de taquillera:
”Buenas
tardes, ¿se puede. -Adelante, adelante, y disfrute, disfrute al pasar y
disfrute” -¿todo bien amiga? –si, he parado un poco porque me quiero
tranquilizar que me estoy desfondando.
La recta del prado estaba jalonada
por las banderas de las Comunidades Autónomas de todos los participantes. Todos resoplando, todos bufando, todos peleando contra
nosotros mismos, todos gastando los empastes de Vital-dent, los ciclistas con la burra en el lomo, los corredores y caminantes clavando las punteras en el suelo… y de fondo un
tontobobo comenzó a dar voces por allí “espartanoooos,
espartanoooos”. Yo creo que alguien debería haberle dicho serenamente que
se callara la boca o que le tirábamos cuesta abajo… en fins, tercer “hay gente pa to”. Pero el Martintxu,
con toda la dureza que os he dicho, con todo su desnivel… está en el tramo
final de la carrera, y a mi llegado a ese punto casi me dan igual 8 que 80, cuando lo coronas estás en el km 37,8, en el alto
de Basoaga se huele la Meta. Desde ahí un breve descenso sin complicaciones y
se subía el sencillo Bolunburu en el 39,1. Y ya si, bajada a
meta… sobre el km 40 alcancé a Grego y a Jesús que a la postre entrarían en
7h38m en meta (recuerdo que salieron 1h30 antes los marchadores que los
corredores), poco después me encontré con el enésimo rampón cuesta abajo que había que bajar
con el enésimo avemaría y de repente llegó un inesperado regalo del cielo:
comenzó a llover, no acierto a entender el significado, pero llovió por algo, llovió
por nosotros, para mi fue mágico, reconfortante. El terreno era sencillo y
llegué a cerrar los ojos y abrir los brazos un par de segundos para empaparme. Empecé
a escuchar la megafonía de meta y alcancé el asfalto. Un par de curvas, y antes
del arco, un beso emocionado con lágrimas a mi Margot. El Garmin marcaba 6h03'48''. Que
emoción.
En
fin, y así fueron mis cosas y así os las he contado. El orden de llegada en
meta de los fondistas fue el siguiente: Marisol (carrera) entró en 6h08'18'',
Armando (btt) entró en 4h56'45'', y en marcha Jesus y Grego 7h38'11'', Mariano y Jorge 8h15'56'' y Chema Díaz-Ropero 8h54'12''.
Y
el parte de guerra fue: Armando se pegó un tremendo costalazo con la bici que
aún anda el hombre mas tieso que el palo de una escoba; Jorge se torció el tobillo y por recomendación de la Cruz Roja en meta, se desplazó al hospital de Amurrio, donde le diagnosticaron un esguince severo
con indicación de reposo absoluto de 15 días. Y Chema se lesionó en un gemelo pero acabó como el resto.
km 40 |
Chema Diaz-Ropero luciéndose |
Jorge en el Martintxu |
Mariano en el Martintxu |
¿Yo?
feliz como una perdiz. Tenía muchas dudas, pero todo ha resultado más fácil
gracias en primer lugar al habitual superplan que me preparó Carmen (gracias
por enésima vez Carmen), gracias a Marisol mi compañera de aventura, gracias
a Grego y Jesús, dos amigos de los buenos y conocedores de la prueba al
dedillo.
En
cuanto a la carrera, poco más que añadir, una maravilla de recorrido, pero ojo
a los que se le pongan los dientes largos para futuras ediciones, esto no es
paja eh. La organización un 11, increíble en mi que siempre soy muy crítico con
estas cosas pero me pareció absolutamente perfecta. Un par de detalles que
escuché para que veáis el nivel organizativo: había un par de puestos de
avituallamiento que subieron el agua la tarde antes al lomo porque eran
inaccesibles con vehículos y los voluntarios que estuvieron en esos puestos el
día de la carrera tuvieron o bien que quedarse alguno a pasar noche o bien
subir de madrugada con frontales a pie. Por mi parte, mi mas sincera enhorabuena
a la organización y mis gracias por el trato dispensado. Y el segundo detalle,
entró Marisol en meta, fue a agradecer a Pedro Galarza junto a Armando el
cambio de dorsal y la ayuda y cuando se le encontraron este les dijo “ Y qué ¿Qué tiempo has hecho” -6h08
¡¡¡AHIVALAHOS!! Subid al podium que
os doy un trofeo y dame tu dirección que te mando la chapa para que se la
añadas.” Tremendo este Galarza, pedazo de persona y pedazo de carrera.
En el podium con su inesperado trofeo |
Y pa los adentros de mi queda la comida campera postcarrera, los pintxos
compartidos con Jesus, Grego, Sagra y Mila en Bilbao… el momento surrealista en
la cena del sábado en el Batzoki del PNV de Zalla amenizados por el disco doble (o triple, aquello no tenía fin) de Rancheras de Bertín Osborne. Y sobre todo el maravilloso homenaje que nos
pegamos el domingo tras la carrera en el Restaurante
Batzorki de Otxaran… ¡qué chipis encebollaos, qué bacalao, qué vinos, qué
goxua, qué licor de mandarina, que ron, qué risas! QUE AMIGOS. Un
verdadero placer.
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Sobremesa: chupitos time, inevitable risa floja time |
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Antonio, felicidades por tu carrera, por la entrada y por los amigos que te acompañaron.
ResponderEliminarQué emoción leerte¡¡
Jesus, las fotos espectaculares, Mariso, tu trofeo más que merecido. Felicidades a todos y a los lesionados paciencia y reposo. Un abrazo a todos y todas.
Felicidades primo ... extensible a todas y todos los participantes ... MAKINAS ... un abrazo ...
ResponderEliminarQué grandes sois¡¡¡ me ha encantado tu crónica, Antonio¡¡ Enhorabuena a todos y todas¡¡
ResponderEliminarAunque yo ya conocía tu crónica contada por ti personalmente,
ResponderEliminarme ha encantado volver a leerte.
Tenías que haber puesto la foto que me mandaste con la camiseta insertada en tu piel.
Dureza extrema, pero bonita a la vez
¡¡Qué envidia!!
Nos conformaremos con la Sierra de Noez,
Por partes: a mis tres amigas, muchas gracias por la enhorabuena. Respecto a la camiseta insertada que menciona Yayo... no me he querido explayar con la crónica, yo que voy siempre con las orejas y los ojos abiertos me habría salido una ultra-crónica... pero ya que lo mencionas: acabé absolutamente achicharrado, corrí con tirantes y el día fue nublado pero el vientito me achicharró; esta semana he cambiado la piel de hombros y cocorota tal cual una culebra.
ResponderEliminarY a mi plimo, pues que decirle, que también muchas gracias de corazón.
Y un último consejo a todos los fondistas... LA MARATON ALPINE GALARLEIZ es una carrera que todo corredor debería correr al menos una vez. Por estas cosas corro. Ea.
enhorabuena desde zalla por tu cronica pero sobre todo por llevar el nombre de la galarleiz en tu blog disfuta si no lo has hecho ya del video del evento donde sin duda os vereis...http://vimeo.com/101926600#login
ResponderEliminarUn saludo y reitero mi enhorabuena a la organizacion y a los voluntarios. Espectacular
EliminarUn saludo para ti Antonio y para Marisol, no tenía pájara, ni llegué cansado, simplemente no tenía como apoyar los pies, destrozados los tobillos y alguna parte más, la segunda media cojo total, km de bajada a más de 22 minutos, bajando el cortafuegos del infierno me agarré al caerme a la tierra y piedrecitas como pude para no arrollar a Marisol que me acababa de pasar. Pero acabé.
ResponderEliminarUn placer (si lees mi crónica....) veros y que aos acrordaseis de mi. me he perdido el Veleta, pero en Zaragoza confío repetir.
Buen agosto.
Un saludo Julian. Me alegro q no fuera pajara y a recuperar esos tobillos.
EliminarA ver si el próximo año me animo y la corro. Siempre digo lo mismo...
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