miércoles, 2 de julio de 2014

ULTRACRÓNICA DE LA TRANSVULCANIA 2014 (11/05/2014) por Juan Trillo


ultra finisher Juantri y ultra novia Elena


No soy muy dado a hacer crónicas de las carreras, pero esta ocasión es especial y se merece que os hable de ella: la espectacular, preciosa, única e inigualable ultramaratón de la isla de La Palma: La Transvulcania.
Muchos ya conoceréis la isla, es una maravilla. En el sur está el más reciente territorio español, gracias a la erupción volcánica del Teneguía  en 1969, desde allí y hacia el norte la mitad de la isla son cráteres de volcanes hasta llegar al parque nacional de la Caldera de Taburiente una “olla” con paredes de 2000 metros de altitud y más de 6 kms de diámetro. Y al norte de ella bosques de laurisilva conservados desde los tiempos de los dinosaurios.




Ese es el recorrido de la carrera, y allí, en la punta sur de la isla, en una playa junto a un faro, a 8 metros sobre el nivel del mar y a las 4 de la madrugada (una hora más en la península), estábamos casi 2000 corredores temblando más por la emoción y el miedo a lo que se nos venía encima que por el fresco de la mañana y las ráfagas de aire de más de 50 km/h. La salida no la daban hasta las 6, pero la organización pone autobuses que se aseguran de que llegues temprano y no te pierdas “la fiesta”.
Nuestro miedo no es por nada, nos espera una aventurilla de más de 73 kms, en los cuales subiremos  4415 metros y bajaremos 4110, total 8525 metros de desnivel acumulado que habrá que vencer en una parte con las piernas, pero en otra muy importante con la cabeza.

Así que allí estábamos, muchísimos canarios con ese alegre acento suyo, peninsulares variados pasando nuestras vacaciones y un montón de guirillos de todas las nacionalidades, franceses, polacos, holandeses, suecos, ingleses… pasando el control de chip y esperando a la élite mundial de los ultratrails.
Poquito antes de las 6 nos piden que encendamos los frontales, eso es como poner el motor en marcha, suben la música y con puntualidad suiza dan la salida. Es curioso cómo nos meten a mogollón a las 2000 personas por un sendero en el que habría que ir en fila india, pero ahí estamos atacando las primeras cuestas como leones. La carrera empieza en plan bruto con rampas de ceniza, la mitad van por el camino y la otra mitad subimos a cuatro patas por donde podemos intentando abrirnos un hueco y situarnos un poco mejor.
Es un momento espectacular y digno de verse, la gente de los pueblos cercanos se levanta a esas horas sólo para echar la foto y animarnos al pasar, desde arriba, en la oscuridad, se ven los volcanes perfilados contra las estrellas y una hilera de lucecitas blancas que lleva hasta el faro, yo sólo miro hacia arriba, a la fila de lucecitas rojas que llevo por delante y que me marcan el camino.


Apenas son las 7 de la mañana cuando llegamos a Fuencaliente, el primer pueblo que atravesamos, y todo el mundo está en la calle voceándonos, así será toda la carrera, hasta en los sitios más inesperados habrá un grupo de palmeros dándonos ánimos y ayudando en todo lo que puedan, el sueño de todo corredor.
La carrera es relativamente sencilla, en los primeros 25 kms te quitas del tirón más 2000 metros de subida, hasta el Refugio del Pilar, luego otros 25 km de sube y baja rompepiernas hasta el Roque de los Muchachos, la cumbre de la isla con sus 2429 metros, desde allí 17 kms de bajada “a capón” hasta la playa del Puerto de Tazacorte, para finalizar con 5 kms y 400 metros de subida hasta la meta en los llanos de Aridane.
El principio es animadísimo y la gente hace que la emoción de la salida dure y dure, haciendo que caiga el primer tercio de la carrera sin apenas notarlo, claro, vas fresco y trotando con las primeras horas de la mañana por debajo de 20 grados, todo es alegría. A pesar de que las cosas van bien me voy preocupando de la hidratación, llevo una alarma en el crono para que me avise cada media hora, y voy bebiendo isotónico, agua y bocados a barritas de cereales. Voy adelantando gente poco a poco pero de forma constante más o menos hasta la mitad de la carrera, a partir de ahí el terreno se vuelve más técnico, con bajadillas no muy largas pero que a mí, en comparación con las subidas se me dan muy mal. Aguanto el ritmo gracias a que llevo los bastones pero ya son las 12 de la mañana, llevamos 6 horas pateando y el sol aprieta de verdad.
Ya estoy rozando los 2400 metros de altitud y tengo a la vista los telescopios del observatorio del Roque de los Muchachos. A lo lejos se distinguen perfectamente el Teide en Tenerife, todavía nevado, La Gomera y El Hierro. A esta altitud no hay ni una nube sobre nosotros, el sol cae a plomo y empieza a hacer estragos entre nosotros.

Empieza a costarme trotar, es normal, después de tantas horas a la ilusión la sustituye la monotonía de la marcha, por lo que camino bastante, no me preocupa puesto que veo que el resto de participantes está igual o peor, en cada subida noto como se disparan las pulsaciones por el calor, la gorra está completamente seca aunque en cada avituallamiento la empapo y voy echándole agua de uno de los bidones que llevo, eso es que he dejado de sudar ¡Ups! a pesar de que bebo constantemente no estoy sudando.
Llego al Roque de los Muchachos ¡por fin la cima de la carrera! Aquí han montado el rey de los avituallamientos, una carpa con macarrones, bollicaos, cocacolas, gominolas, cubos de agua para refrescarnos… todo lo que podamos necesitar. Ya llevamos dos tercios de la carrera, pero los que se lo saben dicen que aquí es donde en realidad empieza.



Ultrajuantri
Vamos todos muy tocados, yo no más que otros, pero odio las bajadas, se me dan muy mal y la que se me viene es de lejos la más larga que he hecho nunca. Pues nada, al lío, con pocas ganas empiezo a caminar pensando sólo en el siguiente avituallamiento, sin pretensiones, me pasan algunos corredores pero en bajada estoy acostumbrado a ello, el sol sigue en plan criminal y hace que estos tramos parezcan muy largos, vigilo el crono pero no miro la distancia sino el altímetro, que parece ir a cámara lenta, 2300, 2200, 2100, 2000… por aquí encontramos algunos pinos que refrescan un poco por lo que se me alegra el paso y vuelvo a empezar a trotar. A media bajada está el avituallamiento, a 1200 metros de altitud, me paro un buen rato a sacar las chinas de los calcetines, que empiezan a jorobar. Resulta que no son chinas sino ampollas, gajes del oficio, no son ninguna sorpresa.
A partir de aquí vamos por pinar y con esfuerzo voy bajando, ya llevo las piernas muy tocadas y tengo que parar de vez en cuando a masajear y descansar el cuádriceps izquierdo, pero me voy animando y voy a mejor. A 500 metros de altitud entramos en una zona más civilizada, plantaciones de plataneras y huertas, gente en los cruces con carreteras ofreciéndonos agua fría, personas con cubos y mangueras para ducharnos ¡hasta unos señores con heinekens fresquitas!
Ya nos llega la megafonía desde  el Puerto de Tazacorte, allí termina la carrera del maratón, que es simultánea a la nuestra y hay muchísima gente aplaudiendo y animando como locos. Junto con algunos compañeros nos dejamos caer esos 500 metros, no es nada fácil puesto que el camino son zetas cerradas pavimentadas de piedra y vamos ya hechos fosfatina, pero ver la playa y la gente tan cerca tira de nosotros.

Paso el puerto al trote chocando las manos a todos los críos y crías que veo, me echo una cocacola y sigo entusiasmado, en un cartel dice 4850 metros para meta, son menos de 5 kms y me lanzo entusiasmado ¡vaya error de pipiolo!
En los 5 Kms restantes hay 400 metros de cuesta arriba y no los había olvidado pero ya los daba por hechos, me sentía todavía con fuerzas pero no contaba con que fuera un zig zag criminal a plena solanera. Ahí descubro que en el último trote he gastado todo lo que me quedaba y a falta de sólo 2 kms para la meta me da un bajón con arcadas, me agacho y descanso un poco, sigo caminando despacito, trepando las cuestas pero 500 metros más adelante vacío el estomago, un voluntario me ofrece llamar a la asistencia, pero no me puedo rendir faltando tan poco. Le pregunto por una sombra pero no hay hasta 300 metros más adelante, el muchacho me acompaña hasta allí, se me hace eterno pero gracias a él llego, me siento y la gente me ofrece agua fría, me empapan la cabeza, me ponen una botella en el cuello y en unos minutos puedo continuar.
Ahorrando todas las fuerzas posibles por si acaso, camino esos 1500 metros, y aunque tardo 20 minutos llego a la alfombra roja y al arco de meta de la carrera más dura que he hecho nunca.


Paso la meta llorando sin lágrimas porque no me queda líquido en el cuerpo, allí está mi chica para recoger mis pedazos, me acompaña a por bebidas frías, arroz caliente, me limpio las piernas y los pies para que los servicios de podología me curen y desinfectan las ampollas, estiramos en la zona de fisioterapia, me dejo mimar, cuidar y que cargue conmigo a casa.
¿Qué ha sido terrible? Seguro que ya sabéis como es esto, al terminar te dices que lo que has hecho es una locura y que no vuelves a meterte en una de estas ni loco, pero dos días después ya me planteo apuntarme a la ultra de Gredos.
¿Qué esta ha sido la carrera más dura? si, pero también la más bonita e inolvidable.
Las fotos las he sacado de internet, de aquí y de allí. Muchas gracias a los fotógrafos por estar ahí. He procurado coger imágenes firmadas a propósito para que figure el autor de la imagen.

Por último dar las gracias a La Palma y sus gentes, sois fantásticos. Esta carrera es inigualable gracias a todos los palmeros y palmeras que se vuelcan en la panda de piraos que somos los corredores.

5 comentarios:

  1. Bravo Juan, aunque sea lo de menos... hay que decirlo: 12h41'28'', puesto 529 de 1459 llegados a meta.

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  2. Felicidades por esta proeza que has hecho (al menos para mi) y con un notable alto,porque con ese puesto y tiempo es la nota que por lo menos te mereces.
    Felicita de mi parte a Elena, ya tiene mucho mérito aguantar esa carrera tuya, pero sobre todo los entrenamientos que ha tenido que soportar para realizar tu ese tiempo.
    Eres un FONDISTA con mayúsculas

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  3. Enhorabuena¡¡ debe ser un recorrido espectacular¡¡ y hay que quitarse el sombrero ante el que se atreve a hacerlo.

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  4. Aunque no seas mucho de hacer crónicas de carreras sigue contándonos estas interesantes experiencias. Muchas gracias por compartirlo y ¡enhorabuena!!!

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  5. Joder Juan estás peor (de la cabeza) de lo que yo pensaba. Diles a los canarios que a mi me esperen sentados que yo no voy por allí ni harto vino, jejeje.

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