martes, 26 de marzo de 2013

AQUEL RITMILLO

By Antonio Medina

“Es duro recordar ahora, en el ocaso de la vida, aquellos tiempos en que la juventud me llevaba bailando por la vida…”.

Toda su vida se había movido por la cadencia, por el ritmo…

En el año 94 Javier Fesser (El Milagro de P.Tinto, Camino) ganó el Goya al mejor cortometraje por “Aquel Ritmillo” protagonizado por el irrepetible Luis Ciges.




Cuando entreno me gusta ir paladeando a mi alrededor. Únicamente recurro a la música cuando la pereza es extrema y hay que cumplir con el contrato bilateral que nos reclama ese recorte del Runner's encabezado por un "Marathón-Semana 6 de 16". Y afuera hace frío, viento; o adentro nos chirría la bisagra de la rodilla o simplemente estamos bostezando en el sofá.

Veo a los corredores con auriculares, y me dan cierta envidia; digo cierta porque me gusta la música a rabiar pero también hay momentos irrepetibles que sólo se aprecian sin interferencias sonoras; hace unas semanas fue el paso de las grullas, más atrás unas huellas de corzos en los montes de San Pablo; uno sólo de esos momentos me compensa las muchas horas de entrenamiento solitario, dadme medio momento de esos a unos segundos de rebaja de una marca ¿qué son unos segundos comparados con el sol filtrándose entre unas nubes de borrasca? También hay que reconocer que la mayoría de las veces vuelvo a casa con el sonido de los ladridos de los mismos perros de las mismas casas de cualquier tarde o con la visión del paisano de siempre quitando el ramón a las olivas. Ahí es cuando pienso: "con música hubiera sido más ameno". Pero uno no sabe cuando le espera ese instante efímero y hay que ir con los sentidos sin capar.
Pero por encima de esto, está mi verdadero problema cuando voy escuchando música: adapto mi ritmo de carrera al que me marca la música y me convierto en un Fred Astaire del atletismo. Mi entrenamiento se convierte en un pseudo-fartlek que no me lleva a ninguna parte y que al contrario que ocurre con el invento nórdico, no saco ningún provecho atléticamente hablando, todo lo contrario: si escucho una canción de ritmo desenfrenado acabo con el corazón que se me sale por la boca y si por el contrario es una canción pausada, minimal, acabo balanceando el cuerpo acompasadamente al ritmo de la melodía.

En fin, toda esta perorata es para inaugurar un nuevo charco en este blog donde os indicaré de cuando en cuando algún artista, grupo, disco o canción, que puede ser alentadora en vuestros entrenamientos. Eso si sois capaces de no ser atrapados por el ritmillo, no sea que vayais escuchando un vals y os amarréis al primer corredor que se os cruce por el parque... 1-2-3, 1-2-3, 1-2-3...

Ahí va la primera:

THE BLACK KEYS, grupazo de blues rock de guitarras afiladas con regusto setentero compuesto por Dan Auerbach (voz y guitarras) y Patrick Carney (batería).

Y como muestra un botón
GOLD ON THE CEILING, single extraído de su último álbum editado EL CAMINO, imprescindible.


5 comentarios:

  1. Pues a mí me pasa igual, prefiero ir sin música, muchas veces los pensamientos acompañan más y se adaptan a tu ritmo, no al revés. A veces puede ser aburrido cuando se va sola(y yo he ido muchas veces), pero creo que es mucho mejor, a veces el entrenamiento no sólo es físico.

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  2. Buena idea la del charco musical. !A ver qué música nos pones!

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  3. Para mi correr con auriculares escuchando música oculta las sensaciones del cuerpo te puede romper el ritmo y acelerar la respiración, cuando corres debes escuchar tu propio cuerpo, conocer tu ritmo y no distraer las sensaciones propias de correr y buscar el encanto de correr. Y cuando corres en compañía la conversación es integración y los cascos es síntoma de aislamiento con en grupo.

    Antonio Marqués del Pozo

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  4. Pero bueno ........resulta q el secretario nos ha salido melomano....y novelista......menos pluma y mas ritmillo!!!! Jajajajaj
    Ahora en serio , no puedo estar más de acuerdo ...... Este blog esta vivo y estas cosas lo demuestran.......por cierto, pondrás algun tango?

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    1. Asi a salto de mata... "En esta tarde Gris", interpretado por Malevaje. ¿me apruebas o me queda para septiembre? Hablando contigo de tangos lo tengo crudo, creo.

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